Notas de Magia

Capitulo 1:

¿La vida? ¿El amor? ¿La Paz? ¿La tranquilidad?
No puedo vivir mas dentro de esta mentira que atormenta mi ser. No puedo vivir bajo la sombra de lo que puedo llegar a ser. No puedo seguir llorando todas las noches por algo que puedo cambiar.
¿Quién soy? Pues la hermana gemela del mago mas poderoso que conoce la actualidad y la única portadora de magia que no es conocida por el mundo. ¿Por qué? Simplemente Porque el estúpido de Merlín no quiere que su “tierna hija menor” sea conocida por los demás.
Supuestamente tiene miedo de que me utilicen, pero el me sobre utiliza. Soy como la criada de la casa. Si hasta mi hermano, el ser del que supuestamente debería estar más apegado, me trata como si fuese su sirvienta personal.
¿Qué como soy? No lo se muy bien, físicamente soy bajita al menos llego al metro sesenta. Tengo el pelo negro y liso hasta la cintura. Mi piel es pálida y mis ojos son grises, del color de la plata opaca.
Mi hermano es mi versión en masculino. Tiene el pelo corto, demasiado para mi gusto. Y, como cualquier hombre que conozco, es alto. Tiene un metro ochenta aproximadamente.
Seguro se preguntaran la razón de mi tormento. Todo empezó un mes atrás, cuando mi padre enfermo. Mi hermano me comenzó a tratar peor. Ahora no solo era la sirvienta sino también todo lo que se le ocurriese.
Cuando mi padre murió, hace tres noches, el no me dejo verlo y dijo que hiciese las maletas. Dijo que en la primera oportunidad que tuviese me largase de SU casa. Pensarás “¿Cómo le puede hacer algo así?, es su hermana”. Pero él seguro tiene algo raro en el cerebro.
Hoy era el día que me iría y, aunque no se sentía muy a gusto en esta casa, era el único lugar al que podre llamar hogar. Mi único acompañante era mi viejo violín y mi corazón carente de emoción.
Una lagrima surco mi cara cuando Salí de los terrenos de mi hermano.
-Hasta Nunca Marcus- susurre suavemente al aire mientras me adentraba en al traicionero camino de la vida.
La alegría que en algún momento pude tener se alejaba como las notas de mi violín. Tartamudeaban algunas que eran alejadas de mí por el suave viento de la mañana. Ese día, para mi fue como la muerte.
La oscuridad rondaba en las entrañas del bosque. Yo salía con paso lento y decidido. Camellot ya no sería mi hogar. Tendría que buscar que hacer. Chaspas salieron de mis dedos para crear al agua que necesitaba, justo cuando un par de amarillentos ojos salían de la nada.
-¿Cómo hiciste eso?- preguntó un joven claramente mayo que yo. Su mirada era de un tono verdoso casi amarillo y sus facciones eran frías. Su piel era clara y su peli negro cual ébano. Medía más o menos un metro noventa, quizá un poco menos.
Me quede mirándolo con miedo mientras retrocedía presa del pánico. Su gesto se volvió de burla al captar mi miedo y avanzo hasta donde me encontraba.
-Parece que no me escuchaste, ¿Cómo hiciste eso?- pregunto nuevamente con una voz tan profunda que me hipnotizaba.
-Con magia- respondí suavemente alejándome de él y sentándome en es suelo. . .

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